jueves, 30 de agosto de 2012

Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares



Reflexiones sobre Estrategia Marítima en la Era de la Libertad de los Mares (Spanish Edition): Edgar Enrique Blanco Carrero,Ramón A. Rivero-Blanco: 9781479184941: Amazon.com: Books



PROLOGO A LA SEGUNDA EDICIÓN


Este libro sobre estrategia marítima ha sido el fruto del esfuerzo de un individuo que intenta fomentar el debate sobre una serie de aspectos de la política nacional que partiendo de lo marítimo llega a la conciencia y consecuentemente a la naturaleza misma de la venezolanidad. Desde una base historicista y teniendo presente un contexto signado por la sociedad de la información en un mundo en constante transformación, el autor realiza un interesante estudio de carácter existencial haciendo del tiempo el concepto sobre el cual orbita la tesis expuesta.
La importancia del tiempo radica, al parecer, en que la tecnología no sólo ha disminuido las distancias, también ha favorecido la unificación del espacio. Desde el punto de vista militar, estos desarrollos le han dado una nueva vigencia al concepto de guerra relámpago, no obstante, siendo el conflicto un enfrentamiento de voluntades, el tiempo, entendido físicamente pasa a ser una herramienta usada bajo la presunción de estar en presencia de un conflicto real, de acuerdo a los postulados clausewitzianos.
Otros aspectos son dignos de mención en esta obra. El primero de ellos es la naturaleza marítima del estado venezolano. Venezuela, según el autor, es producto de la conjunción de dos civilizaciones marítimas: la Caribe y la española. De igual forma, el proceso que permitió la constitución de una entidad política independiente estuvo enmarcado por el advenimiento de nuevas ideas resultantes de un proceso de racionalización que ha favorecido el progreso de la humanidad. Los hitos de la historia marítima venezolana luego del descubrimiento fueron, al parecer, la declaración del Mar de Venezuela realizada por Bolívar, el viejo, el descubrimiento de la interconexión del río Orinoco con el río Amazonas, el sitio de Cartagena de Indias y el ataque a San Tomé de Guayana, la batalla de Trafalgar, el bloqueo naval del año 1902-03 y la evolución del Derecho del Mar que ha permitido a los Estados la posibilidad de expandirse hacia el mar. 
El segundo aspecto que es conveniente destacar es la evolución de la Armada venezolana y los esfuerzos que ha hecho para estar a la altura de las responsabilidades que se derivan de la alta dependencia del mar del Estado venezolano. Estos esfuerzos se han realizado en un entorno caracterizado por una creciente politización de la sociedad y una mayor participación militar en la política.
El ultimo aspecto que es conveniente destacar en esta obra es el planteamiento del autor sobre el dilema que deberían enfrentar las organizaciones navales de los países en vías de desarrollo ante el escenario planteado por la revolución que ha hecho la tecnología en los asuntos militares. Esta circunstancia no sólo afecta al mundo naval en particular, también al mundo militar en general, sobre todo luego de las enseñanzas obtenidas en la crisis de Kosovo, los ataques del 11 de septiembre de 2001 y la reciente invasión de Irak.
A. S.

domingo, 12 de agosto de 2012

LOS ORIGENES DEL CONCEPTO DE PODER NAVAL EN VENEZUELA: ESTUDIO DE LA VIDA Y OBRA DE RAMÓN DIAZ.


UNA AMPLIACIÓN DE LO CONTENIDO EN ESTE ESCRITO SE ENCUENTRA EN EL LIBRO: "HISTORIA DE LA MARINA DE GUERRA DE VENEZUELA DE INICIOS DEL SIGLO XX: VIDA Y LEGADO DE RAMÓN DÍAZ"

El concepto de PODER NAVAL en Venezuela al parecer vio luz de la mano del entonces Teniente de Navío Ramón Díaz en el año 1908[1]. Para este marino, PODER NAVAL era sinónimo de Marina de Guerra, pero la expresión poder naval es una elaboración posterior de una discusión iniciada por el marino estadounidense Alfred T. Mahan después de la publicación de su principal obra Influencia del poder en el mar en la historia. Esta discusión se produjo porque en el texto de Mahan no se definió qué era lo civil y que era lo militar dentro de las fuentes de ese poder en el mar. Según Till los teóricos de la Marina Imperial alemana fueron los que acuñaron los conceptos de poder marítimo para referirse a lo “civil” y poder naval para referirse a lo “militar” en el mar[2].



Lo interesante a destacar aquí fue que ese concepto de PODER NAVAL apareció entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX cuando la Alemania del segundo Reich se abocó a una carrera para desarrollar su marina de guerra para poder asegurar su comercio marítimo y este concepto fue usado por un venezolano tan pronto como este salió a la luz en Europa con una intencionalidad político-estratégica.



Ramón Díaz en su ensayo conecta varias ideas para poder dar sustento a la necesidad de desarrollar el PODER NAVAL venezolano. Estas son las siguientes: 1.-) una justificación geo-económica a partir de la propuesta mahaniana[3], 2.-) una justificación republicana y de relaciones internacionales basada no sólo en la experiencia del bloqueo anglo-germano-italiano ocurrido tan sólo cinco años atrás, también de cómo el Japón, que sufrió una experiencia similar, pudo desarrollar su capacidad militar en el mar, y pudo asumir una posición de igualdad en el concierto de naciones luego de derrotar a los rusos en el extremo oriente, 3.-) unas ideas de modernidad y de civilización basadas en lo que por ellas era entendido en una época signada por el liberalismo y el imperialismo[4] y 4.-) la serie de medidas adoptadas por Cipriano Castro para el desarrollo del PODER NAVAL destacándose entre otras la aprobación de un Código de Marina que en la práctica rescató las reales ordenanzas navales españolas de la época anterior a la guerra de independencia.



         A partir de estas cuatro ideas generales se podría analizar este acontecimiento del pensamiento[5] que le permitió a este pensador naval justificar la necesidad de desarrollar una marina de guerra. Para ello se hace necesario tener presente la época en que fue concebido y en ello se observa lo siguiente: trazos páticos, es decir, el hecho del autor de haber pensado por sí mismo para forzar a pensar sobre algo determinado, trazos relacionales, con respecto al impacto de lo pensado en relación con otras necesidades del momento que pudieron haber generado fricción por su contenido, trazos dinámicos por el hecho de haberse deslizado sobre una visión del mundo proponiendo nuevas ideas, trazos normativos en la medida en que se trata de enfrentar lo que se considera bueno o malo y trazos existenciales en la medida en que ese pensamiento pudo o no inventar nuevas posibilidades de vida.



         Teniendo presente estos trazos hay que considerar que las ideas que le permiten a Díaz conceptuar el PODER NAVAL estaban contextualizadas en un marco signado por la estrecha relación entre Cipriano Castro y el Comandante de la Armada de ese entonces Román Delgado Chalbaud. Esta relación, que ha sido destacada por Bracho[6], se caracterizó por una serie de intrigas que se tejieron en el país para romperla afectando la implantación de medidas tendientes a generar una capacidad marítima y hacer del país una república soberana. Bajo esta premisa, la obra de Díaz se presenta como una exhortación estructurada que pivotea a partir de los halagos a un presidente de la república[7] que no está en ejercicio de su cargo y que sería definitivamente depuesto diez meses después para conminar a la sociedad venezolana para que se integre al desarrollo de la defensa naval en momentos en que una parte del país estaba siguiendo otro camino distinto a las iniciativas que comenzaron a sentar las bases de un PODER NAVAL venezolano. Pero esta exhortación la hace desechando en parte los conceptos geoeconómicos que estaban subyacentes en las reales ordenanzas navales que fueron rescatados en el código de marina de Castro al introducir ideas de carácter mahaniano. 



         Las reales ordenanzas navales de Carlos III y Carlos IV fueron unos dispositivos concebidos para aplicar la ley en los mares adyacentes a los territorios españoles de ultramar en época de paz y en época de guerra. Los destinatarios de estas ordenanzas fueron las entidades administrativas coloniales que habían logrado una capacidad de autodefenderse[8]. Aplicar la ley en el mar en los dominios españoles significaba en cierta forma: 1.-) mantener una actividad económica regulada por la visión monopólica de la corona española y un comercio restringido a España y a los virreinatos de la Nueva España y Nueva Granada y 2.-) reprimir el contrabando inglés, holandés y francés en nuestras aguas. Así pues, rescatar estas ordenanzas en un código implicaba poseer una estructura similar a la colonial española en términos político-administrativos, pero esa no era la realidad del año 1903. En el año 1903, o mejor dicho desde el año 1811, el país comenzó a adoptar el  liberalismo económico y esta visión del mundo en el país entró en crisis por las guerras civiles que asolaron a Venezuela sobre todo a finales del siglo XIX. Si se observa las justificaciones europeas para bloquear nuestras costas a principios del siglo XX lo económico estaba presente en términos de deudas no pagadas, reparaciones por daños a la actividad económica extranjera en el país y otros problemas colaterales relacionados con territorio y uso de vías fluviales de comunicación que indicaban una ruptura de principios liberales relacionados con la confianza que debe existir para el comercio y el marco en que esta confianza debería producirse es decir, un laissez faire, un dejar hacer. En este contexto Díaz alaba a un presidente ausente e introduce un concepto que en cierta forma es afín al código de marina pero para que se haga efectivo se requiere de un cambio de la estructura del Estado[9].



         Partiendo de esta premisa, se plantea la necesidad de: Analizar el impacto de la introducción del concepto de PODER NAVAL teniendo presente la estructura del estado venezolano de la era castrista y gomecista. Para ello se haría necesario lo siguiente:



·         Estudiar la vida y obra de Ramón Díaz para entender como el liberalismo y el mahanismo fueron usados para introducir una propuesta de cambio político[10].



·         Analizar la obra PODER NAVAL de Ramón Díaz como un acontecimiento del pensamiento.



·         Analizar comparativamente el código de marina castrista con las ideas en boga sobre poder marítimo y poder naval.



·         Analizar la relación liberalismo y en cierta medida proteccionismo que prevaleció en las relaciones internacionales de esa época.



Esta estrategia de investigación podría ayudar no sólo a determinar la vigencia del pensamiento de Díaz no sólo en el pasado, también en el presente si se tiene en cuenta que, como lo señaló Julio Chacón Hernández "Venezuela, siempre ha tenido elementos que la consagran como un país con potencial marítimo. De ellos cabe destacar, el liderazgo para llevarla a ese máximo nivel de empleo de sus recursos y vías de comunicación internas, que protegidos por su elemento armado -El Poder Naval- ubiquen a nuestro país en el sitio que le corresponde entre las potencias marítimas del continente. El Teniente de Navío Ramón Díaz, en el año 1908, conceptuó magistralmente nuestro "PODER NAVAL", lo dejó escrito, en una comunidad naval de pocos testimonios documentales sobre estrategias y asuntos relacionados con el poder...”.



[1] Ver: Poder Naval en Revista Militar Naval N° 27 año III de enero 1908. Pp 17-20.
[2] Sobre el tema del Poder Marítimo ver: Chacón (1995). Poder Marítimo. Caracas. CGA. 129 p y publicado recientemente por la editorial Aleph y Blanco (2004) Reflexiones sobre estrategia marítima en la era de la libertad de los mares. Caracas. Panapo. 323 P.
[3] El rastro mahaniano del concepto de poder naval se evidencia en plantear la necesidad de un Estado de poseer una marina de guerra para ser “centinela de las costas y la garantía expansiva de su marina mercante”.
[4] Esta idea se observa en la expresión: “para no ser absorbido por el más fuerte y más civilizado”.
[5] Esta expresión “acontecimientos del pensamiento” fue usada por Deleuze y Guattari para ubicar epocalmente el advenimiento de un concepto dado a partir de los trazos diagramáticos del pensamiento del personaje conceptual que los trajo al mundo (1991/2009. O que é a Filosofia? Sao Paulo. Editora 34. 279 p.)
[6] Ver: (2010). Los Sueños Rotos. La Historia de los Delgado-Chalbaud. Caracas. IFE. 345 p.
[7] Estos halagos se observan en las expresiones: “A nuestro Heroico Presidente…”, “… el primero de todos los venezolanos, el Restaurador de Venezuela…” ,  “…egregio conductor…”  y “…sincero homenaje hacia el héroe Restaurador…” si bien esta forma pudiera ser de uso común en la época, las circunstancias del propio presidente indicaban otras realidades políticas que estarían fuera de su control y serían a la postre causantes del cambio político.
[8] Al respecto ver: Bracho (2006) La Defensa Marítima de la Capitanía General de Venezuela, 1783-1810. Caracas. INEAI. 275 p.
[9] Aquí habría que aclarar que después de la era castrista no se produjo un cambio a una visión liberal. Juan Vicente Gómez, su sucesor se apoyó de potencias extranjeras, específicamente el Reino de los Países Bajos y Estados Unidos, para asegurar su permanencia en el poder a cambio de concesiones petroleras, por lo que la osada propuesta de Ramón Díaz quedaría en el olvido.
[10] Sobre la vida y obra de Ramón Díaz ver la introducción que hace Bracho en (2012). Hombres de Hierro. Tomo I. Caracas. CGA y la intensa recopilación documental realizada por Ramón Rivero-Blanco.

jueves, 9 de agosto de 2012

WHAT SHIP IS THAT? El Estrecho de Gibraltar en la historia del Cañonero “General Soublette” y la Fragata “General Soublette”


Esta historia está también en el siguiente enlace: http://www.fav-club.com/2017/08/05/what-ship-is-that-el-estrecho-de-gibraltar-en-la-historia-del-canonero-general-soublette-y-la-fragata-general-soublette/ 

A finales de noviembre del año 1982, la Fragata de la Armada venezolana “General Soublette” se dirigió a Génova-Italia para la revisión final de garantía especificada en el contrato de adquisición de ese navío. Cuando el buque comenzó a acercarse al estrecho de Gibraltar en una plena mañana se ordenó poner en funcionamiento todos los sensores para detectar cualquier falla en los sistemas electrónicos que pudiera ser corregida en los meses subsiguientes y eso resultaría ser una indiscreción importante. En menos de cinco minutos una fragata inglesa de la clase Leander, se nos acercó y con señales visuales nos preguntó por señales visuales y radiofónicas WHAT SHIP…? Junto con la fragata inglesa también una aeronave de combate española tipo Jaguar se nos acercó para saber que estaba sucediendo.


En ese momento era Alférez de Navío y me encontraba en el puente de la Fragata “General Soublette” aunque no estaba de guardia, estaba observando la panorámica de uno de los lugares estratégicos más importantes del mundo en términos de comunicaciones marítimas. Desde el punto de vista personal quería sentir al menos alguna cosa que pudiera explicar tanta sangre derramada por el control de un paso de alrededor de cuatro millas náuticas y un territorio de más o menos seis kilómetros cuadrados. Me impresionó que los marinos británicos a pesar de la tecnología existente y del conocimiento de los manuales tácticos con que los estadounidenses habían estandarizado las comunicaciones en el mundo occidental, usaran una interrogación, a mi parecer en ese momento, tan arcaica[1]: WHAT SHIP…? Me impresionó porque era el mismo tipo de interrogación que había leído en los  libros de historia de la guerra antes de entrar en la Escuela Naval de Venezuela. La respuesta anglo-española satisfizo en ese momento mis necesidades intelectuales, pero a lo largo de mi carrera profesional esa pregunta siguió retumbando en mi conciencia puesto que más allá de la pregunta en sí misma estaba presente una larga tradición marítima no sólo británica, también española quizás mal heredada por nosotros los venezolanos. Así pues, treinta años después de ese evento lo que salta a la vista es el peso de la historia y de todo el proceso que ha permitido la codificación y estratificación de grandes espacios marítimos.


Hay que recordar que unos meses antes había terminado la Guerra de las Malvinas y la denominada Guerra Fría había aumentado en intensidad luego que habían estallado en Afganistán y en Centroamérica guerras de naturaleza revolucionaria que ocuparon la atención de todo el mundo. En este contexto buques de guerra soviéticos estaban mostrando su bandera en todos los rincones del mar océano y este hecho constituyó una nueva faceta de las tensiones políticas que vivió la humanidad en aquella época. Por supuesto, luego de las aclaratorias de rigor, la fragata “General Soublette” siguió su curso a puerto italiano sin ningún otro inconveniente a parte de una terrible tormenta que tuvo que capear en el Golfo de León.


Pero la historia de una Fragata con el nombre “General Soublette” no se inició cuando arribo a Venezuela en el año 1981. Hubo un cañonero “General Soublette” también de origen italiano que en el año 1938 navegando conjuntamente con el Cañonero “General Urdaneta” fue expuesto a la pregunta WHAT SHIP?, hecha por destructores británicos en su viaje inicial a Venezuela[2]. Desde el año 1936, el país estaba urgido de la necesidad de desarrollar una capacidad defensiva en el mar dados los vientos de guerra que estaban soplando en todas direcciones y recurrió a Italia para lograr ese objetivo. En nuestro caso, además del incremento de las tensiones políticas en Europa y en el extremo oriente y de la importancia que en ese entonces ya teníamos como país petrolero se presentó el hecho que Colombia había adquirido dos modernos buques ingleses construidos en Portugal (fueron específicamente destructores de la clase “Douro”) y los decisores políticos venezolanos estimaron también necesario corregir ese desequilibrio estratégico.


A tal fin fueron adquiridos dos cañoneros que fueron denominados “General Urdaneta” y “General Soublette”. Luego de la afirmación del pabellón venezolano estos dos buques con los colores nacionales navegarían al sur de Italia y harían acto de presencia en los preparativos de la famosa revista naval que el gobernante italiano Benito Mussolini le ofrecería a Adolfo Hitler. Después de esta revista, los nuevos buques venezolanos asumirían rumbo oeste en dirección al estrecho de Gibraltar en momentos en que España todavía vivía su cruenta guerra civil y había fracasado la ofensiva republicana del Ebro, último intento por tratar de destrabar una situación estratégica que le era desfavorable. España estaba sometida a un bloqueo naval por la circunstancia de la guerra y eso lo sabían los tripulantes de los dos buques venezolanos. Frente a Gibraltar los dos buques venezolanos en formación en columna recibieron la misma pregunta WHAT SHIP? y hubo la necesidad de identificarse y aclarar la situación. Luego de este percance los cañoneros venezolanos seguirían su navegación y en nuestro país llegarían a desempeñar importantes servicios durante la Segunda Guerra Mundial a pesar de sus limitaciones.

El Contralmirante Daniel Gámez Calcaño, en aquel entonces Guardiamarina a bordo del Cañonero “General Soublette”, nos ha dejado un relato sobre el acontecimiento:


“Digno de mención fue el paso por el estrecho de Gibraltar, ya que estaba en plena guerra civil española y encontrábanse oscurecidas tanto las costas de España como de África. Solamente se veían faros y otras luces en el peñón de Gibraltar, cruzándonos a menudo con embarcaciones que apenas mostraban las luces de navegación de forma intermitente, mientras nosotros para evitar riesgos, llevábamos nuestra bandera izada e iluminada con reflectores. Buques ingleses de patrulla nos interceptaron y desde las estaciones de señales de Gibraltar nos exigían por señales lumínicas nuestra nacionalidad e identificación…”[3]

Así como sus antecesores, las fragatas de la clase “Mariscal Sucre” cumplieron un importante papel disuasivo en la década de los años ochenta. Un papel que superó con creces la tímida intención que dio origen a la adquisición de los cañoneros en la década de los años treinta del siglo pasado. La causa de esta afirmación obedece al hecho que el Estado venezolano contó con un importante instrumento diplomático que le permitió mantener una paz ventajosa en la región a pesar de que en el tiempo que seguiría a su adquisición no lograría mantenerla en su propio seno.


El fin de la Guerra Fría se produjo a finales del año 1989 con la caída de la Cortina de hierro y la unificación de Berlín, justo siete meses después del denominado “Caracazo”, un indicador de la naturaleza de los conflictos del presente y el futuro por venir. El acto simbólico que puso fin a la citada confrontación mundial fue la cumbre realizada a bordo del USS Belknap y el SS Máximo Gorki en el mar Mediterráneo frente a la isla de Malta. Con este marco, en el año 1990 las Fragatas “General Soublette” y “General Salóm” fueron misionadas para trasladar a la comisión de defensa del congreso de la república de la Venezuela de ese entonces a isla Aves y Puerto Hierro. Ya habían pasado unos meses de que se concretara la paz en Centroamérica y unos meses antes de que: 1.-) ocurriera la crisis de Trinidad que puso a operar de nuevo en conjunto a la Fragatas “General Soublette” y “General Urdaneta” y 2.-) de que se iniciara la invasión de Kuwait que dio inicio a la segunda guerra del Golfo, hecho iconográfico que marcó el inicio del esfuerzo de EE.UU. de imponer un nuevo orden mundial. En ese entonces tenía el grado de Teniente de Navío.


Luego de una breve visita de inspección a isla de Aves reiniciamos la navegación a tierra firme a las 2000 hrs. Navegamos alrededor de 16 hrs por aguas jurisdiccionales venezolanas. A las 0230 hrs. me encontraba yo de guardia como oficial de acción táctica en uno de los aleros del buque y vi en la oscuridad de la noche una sombra que asemejaba a un gigantesco acorazado que se estaba acercando a nuestros buques. En ese momento llame al auxiliar de puente, un Alférez de Navío y le di instrucciones para que usara el VHF marítimo y se comunicara con ese buque en términos imperativos usando la expresión WHAT SHIP? Lo propio hice con los señaleros de guardia. Le dije que se olvidaran del código internacional de señales y le preguntaran en código Morse la pregunta antes señalada indicando la identificación del emisor. Para nuestra sorpresa en ese buque respondieron de forma diligente. Se trataba del CG USS Virginia, un crucero misilístico de propulsión nuclear estadounidense que dado su tamaño no podía pasar desapercibido para cualquier observador… aunque fuese de noche. Con una sonrisa en el rostro por la travesura realizada le mandé al oficial de puente que le diera la bienvenida a aguas venezolanas y posteriormente les deseamos buen viento y buena mar. Del buque estadounidense también obtuvimos una amable respuesta, cónsona con la asimetría militar a su favor que ostentaba…


Como se puede observar, el estrecho de Gibraltar produjo una coincidencia que en cierta forma hizo que el tiempo dejase de ser una sucesión infinita de eventos para convertirse en un punto de intersección del pasado 1938 con un pasado más cercano, 1982. Pero más allá del hecho que fuesen dos buques con un mismo nombre, fue una pregunta la que produjo una unidad de sentido cuyo cierre se concretó en el año 1990. La sucesión se produjo porque en 1938 hubo un oficial cuya descendencia vivió el acaecimiento en el año 1982. Hubo simultaneidad porque en el año 1982 el autor de este texto tuvo también esa misma vivencia. Con la travesura realizada en el año 1990 pensé que había cerrado un hecho que para mi había sido una cuestión de honor hasta que me topé con las historias de los Cañoneros “General Urdaneta” y “General Soublette”. Aunque el relato del Contralmirante Gámez Calcaño no hizo alusión a la pregunta WHAT SHIP?, estoy seguro que no era una palabra desconocida para los marinos venezolanos porque en ese momento no estaban aún estandarizadas las señales navales tácticas, prevalecía una tradición que para la época tenía un gran acento británico y la dirección de la escuela naval de Venezuela la ostentaba un oficial naval inglés que incluso trabajó en conjunto con oficiales navales italianos miembros de la misión naval del Reino de Italia[4].


WHAT SHIP?, Una simple pregunta cuya inadecuada respuesta ha significado la muerte de muchos marinos en muchos momentos de la historia. Quizás eso lo sabían los desprevenidos marinos estadounidenses que se apuraron en responder a la demanda hecha bajo la errónea creencia de encontrarse frente a unidades navales diferentes a las habitualmente surcan esas aguas sin intentar identificar a dos buques en formación uno, navegando a veinte nudos y con rumbo aproximado este-sur-este. Quizás el valor de esa pregunta en el año 1938 lo sabían los prevenidos marinos venezolanos que navegaban en un área de gran importancia estratégica como lo es el estrecho de Gibraltar en momentos en que se libraba una guerra en la península ibérica. Cosa muy parecida debió ocurrir en el año 1982 a pesar de que las preocupaciones de los venezolanos de ese entonces estaban condicionadas por la responsabilidad de estar a la altura del salto tecnológico que había dado el país para la defensa naval. Pero fue el hecho de muy diferente naturaleza a la experiencia vivida en el año 1990 donde la tecnología y la estandarización habían ocultado ya el valor que en el pasado había tenido esa pregunta. Diferente porque el fin de la guerra fría significó el intento de imponer un modelo que de una u otra manera se materializó en el ámbito naval venezolano en una baja disponibilidad operacional y en la propia sociedad nacional como un todo se materializó en un volcamiento a la contemplación de problemas internos, es decir, la consideración de problemas estructurales que indicaron la necesidad de que se produjera un cambio político. Este volcamiento hacia lo interno puso de lado la historia venezolana colocándola bajo un velo que ocultó las fuentes de nuestra historicidad que ha hecho muy difícil el cumplimiento del deber en los espacios marítimos exponiéndonos a que se repita la misma pregunta: WHAT SHIP?, pero en nuestras propias aguas!!!! Como se sabe la pregunta en si misma obedece a una intención dada dentro de un contexto determinado, pero en ese contexto esa pregunta ha tenido como envoltura el peso de la historia.

El peso de la historia es lo que estuvo en juego en esos tres eventos y es a lo que deberíamos prestar atención, no tanto por la repetición de los acaecimientos ocurridos en los años 1938, 1982 y 1990, sino por la eventualidad de encontrarse frente a otros eventos marítimos como los acaecidos en el año 1902 en relación con el bloqueo naval anglo-germano-italiano, en 1908 cuando la armada estadounidense hizo acto de presencia en la Guaira para apoyar la deposición del poder de Cipriano Castro por parte de Juan Vicente Gómez y en 1944 cuando artilleros estadounidenses cañonearon al Cañonero “General Soublette” cuando se encontraba patrullando aguas venezolanas en el Golfo de Paria[5]. Este último incidente mencionado es de particular interés para efecto de lo que hasta aquí se ha narrado porque el hecho ocurrió presuntamente por un problema de identificación. La ironía es que un buque venezolano tenga que identificarse frente a un extranjero en  nuestras propias aguas!


El que no conoce la historia está condenado a repetirla!... Dice una máxima pronunciada por varios autores de la antigüedad…




[1] Para conocer más sobre estas señales ver:  THE BRITISH SIGNAL MANUAL, published by James Brown and Son, 1912 y INTERNATIONAL CODE OF SIGNALS, published by Hydrographic Office, Washington, 1909.
[2] Año y medio antes de este acontecimiento, dos cruceros argentinos estuvieron realizando operaciones de evacuación de ciudadanos latinoamericanos desde Barcelona hasta el puerto francés de Marsella dentro del marco de la guerra civil española. Además estos buques estuvieron acatando un mandato de la Sociedad de naciones que tenía como propósito que se extendiera el conflicto español por una serie de incidentes marítimos relacionados con hundimiento de buques mercantes que se dirigían a puertos españoles mediterráneos.
[3] Ver: Pérez-Lecuna (2000). Apuntes para la Historia Militar de Venezuela. 1º de enero de 1936, 18 de octubre de 1945. Caracas. Editorial el Viaje del Pez. 223-224 pp. La fuente original fue la Revista de la Armada N° 06 del 24JUL1985.
[4] Ver: Pérez-Lecuna (2000:224).
[5] Ver: Hernández y Nieves-Croes en FARAGE, L. (Comp.). (2011). Venezuela y la Segunda Guerra Mundial, 1939-1945. Caracas. CGA. 367 p.